Etnocéntrico como soy los martes
emprendo la escritura de un poema occidental.
Neurotoxinas atraviesan el poema, al que ningún quiste le hace gracia.
Emplazo a mis detractores, vanos poemas románticos, a un duelo de palabras.
Nadie asiste, yo prefiero merodear el ciberespacio y ellos la cantina.
Cito por puro afán citable el verso: "El agua es lenta como la memoria"
Me pongo hermeneútico, luego existo. Procedo a incinerar los restos del poema,
prendo la impresora láser pero el toner está seco.
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