lunes, mayo 21, 2007

Ardiente, en la frágil página del deseo;

ciego como un taumaturgo del rock

obsceno como una dama araña del Garotos

clamó por un sitio de internet

por un portal web donde contar historias grises



Tú tiras a la basura tus cuentos

yo te ruego que los rescates del cesto de la basura

andamos por la ciudad al ritmo de un drum viejo y ochentero

luego de probar un desayuno de pueblo, que se yo unos chilaquiles

o un mole por la mañana.




La concupiscencia de hablar de los demás siempre nos traiciona

aprendemos muy tarde a cerrar la boca

pero no podemos pedalear en la bicicleta fija, es de noche,

no hay oro en nuestro bolsillo pero la alacena tiene lo suficiente:

corn flakes, verdura deshidratada, la cecina se acabó.



Ya duermes como una diosa de mejillas sonrosadas,

humedecidos tus sueños como los de un Job meditérraneo

donde colmas tus deseos pretéritos, acunas bajo el cielo la desdicha y

un poco de buenos amigos a los que consuelas,

prefiero verte así que entonar un riff de la mala suerte

Oremos, pues, para que el día sea puro como el agua del

garrafón de doce pesos, o tan honesto como aquel vagabundo

que encontramos siempre en las plazuelas de la ciudad


Mañana será otro día y tú serás la misma, descansa, ten buenos sueños

que tu cuerpo, como la tierra que nos espera, se recupere, de tantos malos días, de tantos

malos tratos, de los golpes de la infancia, que se yo,

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