domingo, mayo 27, 2007

A 30 años de Star Wars


Los treinta años de Star Wars es algo que celebrar. Para la clase media nacional, la Guerra de las Galaxias fue una bocanada de aire fresco frente a los mitos del nacionalismo revolucionario. Dejamos de creer que el único universo posible era Chabelo y Odisea Burbujas. El mismo año que murió Mao-Tse Tung y yo empezaba a leer, dejé de sufrir con películas como "Infierno en la Torre" o el inaprensible cine de ficheras. El epílogo no puede ser más gracioso.
http://www.wired.com/entertainment/hollywood/news/2007/05/lucas
http://www.eme-equis.com.mx/068MXEMEAQUI.html

sábado, mayo 26, 2007

El miedo a escribir

Derrida y su luz artificial




NO ESCRIBO SIN LUZ ARTIFICIAL

Jacques DerridaEntrevista con André Rollin, Le fou parle, 21-22, 1982 (luego en Ils écrivent où? quand? comment?, Mazarine, 1986, pp. 145-152).



Para empezar, ¿qué usa para escribir?
Jacques Derrida: He ido evolucionando, las cosas han cambiado mucho desde que empecé.

¿Y hoy?
Jacques Derrida: Hoy escribo a la vez a máquina y a mano. Cuantitativamente mucho más a máquina. Por ejemplo, para mis clases, seminarios, conferencias, escribo casi únicamente a máquina. Me pongo a la máquina y al mismo tiempo voy escribiendo a mano.

¿Así que máquina y cuaderno, están siempre a su alcance?
Jacques Derrida: Bueno, para ser exacto, tengo una mesa grande.

¿De madera?
Jacques Derrida: De madera. En un desván. Tengo dos escritorios, pero el primero, el que utilizaba...

¿Un escritorio para la máquina y otro para el papel?
Jacques Derrida: No, no. Antes tenía un escritorio para las dos cosas, y se me quedó demasiado pequeño. Estaba atestado de papeles, y me refugié hace unos años en un desván en el que no puedo permanecer de pie. Subo por una especie de escalerilla de madera y cuando...


¿Se pone en cuclillas?
Jacques Derrida: En cuclillas, no. Quiero decir que tengo que agachar la cabeza porque es un desván muy pequeño y sólo puedo estar de pie en un metro cuadrado, pero en cuanto llego al lugar en el que escribo, tengo que sentarme. Así que trabajo en un rincón, hay estanterías de libros a ambos lados, una mesita de máquina de escribir, una mesa de secretario, es decir una mesa baja para la máquina de escribir y, a mi derecha, una mesa amplia de madera en la que tengo papeles, tomo notas, garabateo cosas... pero no suelo escribir de forma continua. Para los textos corrientes, como la preparación de clases cada semana, me siento a la máquina en una silla giratoria, como ésta.

¿Va de una mesa a la otra?
Jacques Derrida: Me giro. Tan pronto me vuelvo hacia la máquina como hacia la mesa.

¿Hay alguna diferencia entre los textos escritos a mano y los escritos a máquina?
Jacques Derrida: Me voy a referir a la situación más corriente, la de la preparación de clases, o del correo. Debo confesar que en estos últimos años he pensado que, por escribir demasiado a máquina, estaba perdiendo un algo que es propio de lo escrito a mano. Y, en varias ocasiones, me propuse..., cabe, podría decir, una reeducación. Recuerdo por otra parte, hace unos diez años, una conversación, o mejor, una discusión que mantuve con Jean Genet sobre este tema. Él me decía que, en su opinión, no es posible escribir bien con máquina. Yo le había comentado que él que trabajaba tanto por renovarse, como era evidente, debería progresar también en este aspecto, pues la máquina ya no era algo totalmente extraño, que se escribía fácilmente y deprisa con ella, que debería, en cierto sentido, crearse otro cuerpo, no solamente un vínculo abstracto, técnico y mecánico, sino otro escenario, otra continuidad, otro impulso, y que no pretendía que fuese el mismo cuerpo...

¿No es el mismo cuerpo?
Jacques Derrida: No es el mismo cuerpo, pero hay un cuerpo. No es solamente un vínculo abstracto, o un instrumento que enfríe lo que la letra manuscrita guardaría vivo, caliente e intacto. Primero rechazó este argumento, un poco después pensó que tal vez yo tuviese razón, luego, a la tercera, por último, me dijo no... Es el recuerdo de una conversación que duró toda una noche. Todavía me viene a la cabeza cada vez que...


viernes, mayo 25, 2007

Ratzinger se retracta

Ratzinger tuvo que retractarse por sus palabras: Reconoce ahora que la colonización y la 'evangelización' si provocaron injusticias a los pueblos indígenas.

El teólogo alemán, jefe actual de la Iglesia Católica, corrigió de esta manera sus dichos proferidos en Brasil, sobre la colonización de América, que habían suscitado críticas de comunidades indígenas y de sectores políticos, en particular de los Presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales.

En su discurso inaugural de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, el 13 de mayo, el Sr. Ratzinger se habia permitido la desfachatez de afirmar que la llegada del cristianismo en el continente latinoamericano no había sido "una imposición de una cultura extranjera", ni había significado "una alienación de las culturas precolombinas".

Tras las protestas indígenas, el Sr. Ratzinger precisó ahora mejor su pensamiento, ante decenas de miles de fieles que llegaron a la Plaza San Pedro.

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El papa no se equivoca

EL PAPA NO SE EQUIVOCA | Harold Segura

Aparecida, 23 de mayo de 2007

O el Papa se equivocó o el Presidente Chávez de Venezuela no sabe leer. En el discurso inaugural de la Conferencia, Benedicto XVI pronunció una frase que ha creado revuelo en los últimos días y que obligó a una votación especial dentro de la Asamblea. Lo que dijo el Papa es que "el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña". También agregó una frase acerca de las religiosidades indígenas que agravaron más la situación. Dijo que era utópico "dar vida a las religiones precolombinas" porque eso, sin Cristo y sin la Iglesia Católica "no sería un avance, sino un retroceso".

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Ratzinger un papa de la Anti-Reforma: Boff

La elección del actual Papa, Benedicto XVI, responde a una estrategia de antirreforma por parte de la Iglesia católica, según el teólogo brasileño Leonardo Boff, quien aboga por romper el sistema patriarcal y clerical de esta institución para paliar la ‘profunda crisis’ en la que está sumida.
Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación -que incluye la defensa activa de los pobres y excluidos- ha visitado Granada para impartir una conferencia sobre la crisis ecológica del planeta, un encuentro que le sirvió también para aportar su visión sobre la situación que vive en la actualidad la Iglesia católica.

En este sentido, afirmó que Ratzinger, quien en su día le impuso silencio por sostener las teorías de la Liberación, ‘no ha cambiado nada’, ya que como Papa sigue representando la figura del Cardenal que era antes, ‘la imagen de una Iglesia que tiene un rostro más bien de madre severa que de una que habla y aconseja’.

Para este ex franciscano, que renunció al sacerdocio en 1992, la elección de Benedicto XVI supone una confrontación con la modernidad, ya que, mientras que ‘otros Papas como Juan XXIII establecieron un diálogo con el mundo moderno’, Ratzinger ‘no ha aportado nada’ en el modelo de gobierno de la Iglesia, sino que ‘ha radicalizado sus posturas’, como, a su juicio demuestra en sus intervenciones, donde alude a la moral familiar y ‘repite la conocida lección contra el aborto o los anticonceptivos’.


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martes, mayo 22, 2007

Poema etnocentrista

Etnocéntrico como soy los martes

emprendo la escritura de un poema occidental.


Neurotoxinas atraviesan el poema, al que ningún quiste le hace gracia.


Emplazo a mis detractores, vanos poemas románticos, a un duelo de palabras.


Nadie asiste, yo prefiero merodear el ciberespacio y ellos la cantina.


Cito por puro afán citable el verso: "El agua es lenta como la memoria"


Me pongo hermeneútico, luego existo. Procedo a incinerar los restos del poema,

prendo la impresora láser pero el toner está seco.

Oración

Nada se puede hacer contra ese golpe seco en la entraña

es el temor al universo desolado, es el miedo diario al que dirán, es

apenas, una sombra que tatúa la memoria.

No vivo en la selva, ni mis palabras son quetzales que moran

en los ojos de un lagarto, mucho menos respiro el aire transparente

que la lluvia de bugambilias traería hasta mi cuarto;

soy más bien una cosa extraña, un pronombre que ha visto los días caer

como aguacero repentino, alguien que huye del dolor como si así lograra algo, por eso

perdí hoy la cabeza, me declaré enfermo, quise ingresar al Batán, y curar el día

revolcándome en la cama. Que estoy enfermo, hecho de huesos y de carne, de sangre

y de células que vibran al mirarte. Todo yo, todo este yo, es una anfetamina, una descarga

de tóxicos, un espumarajo de odio.

Sentí el piquetazo de rabia, anonadado, proferí todo eso que no quise.

Oh cuerpo, quien me librará de ese cuerpo esclavo, de ese otro que siempre aparece

cuando no quiero que lo sea.

lunes, mayo 21, 2007

Es violento el humo

donde se fugan las palabras, yeguas tiernas,

estos ojos anónimos

no han mirado nada


Ni los hoyos del periférico

ni las columnas de desempleados

ni el Sushi en el bote de basura

ni a los pepenadores



Pero eso sí el humo es violento

porque fragua

efímeras marcas

en el aire que respiras.

verde turquesa

¿Qué color le combina al verde turquesa de la casa ?
Sea cual fuere el aire que respiras

hemos pasado tantos días juntos

no los cuerpos entrelazados

o tomados de las manos

no el abrazo piadoso de la lujuria

y luego el fiero abrazo amoroso


me refiero pues, a los días en que hemos estado juntos.
Ardiente, en la frágil página del deseo;

ciego como un taumaturgo del rock

obsceno como una dama araña del Garotos

clamó por un sitio de internet

por un portal web donde contar historias grises



Tú tiras a la basura tus cuentos

yo te ruego que los rescates del cesto de la basura

andamos por la ciudad al ritmo de un drum viejo y ochentero

luego de probar un desayuno de pueblo, que se yo unos chilaquiles

o un mole por la mañana.




La concupiscencia de hablar de los demás siempre nos traiciona

aprendemos muy tarde a cerrar la boca

pero no podemos pedalear en la bicicleta fija, es de noche,

no hay oro en nuestro bolsillo pero la alacena tiene lo suficiente:

corn flakes, verdura deshidratada, la cecina se acabó.



Ya duermes como una diosa de mejillas sonrosadas,

humedecidos tus sueños como los de un Job meditérraneo

donde colmas tus deseos pretéritos, acunas bajo el cielo la desdicha y

un poco de buenos amigos a los que consuelas,

prefiero verte así que entonar un riff de la mala suerte

Oremos, pues, para que el día sea puro como el agua del

garrafón de doce pesos, o tan honesto como aquel vagabundo

que encontramos siempre en las plazuelas de la ciudad


Mañana será otro día y tú serás la misma, descansa, ten buenos sueños

que tu cuerpo, como la tierra que nos espera, se recupere, de tantos malos días, de tantos

malos tratos, de los golpes de la infancia, que se yo,

domingo, mayo 20, 2007

Exigen gays Ley contra la discriminación en Puebla



Por sexto año consecutivo salieron a las calles poblanas ante el azoro de muchos. Representantes del dos por ciento de la población festejaron y alzaron la voz: transexuales, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transgéneros e intersexuales exigieron al Congreso poblano no retrasar más la promulgación de la Ley Estatal contra la Discriminación y mostraron su temor de que el gobierno de Felipe Calderón imponga a toda costa criterios conservadores como parte de las políticas públicas.

“Es preocupante que los fundamentalismos y fanatismos religiosos estén tomando mayor fuerza en un gobierno federal que se ha declarado de derecha para atacar los avances de la sociedad mexicana progresista en materia de educación sexual, y la toma de conciencia de la ciudadanía del cuerpo, e imponer sus preceptos a la mayoría” dijo Onán Vázquez, coordinador general de la Asociación Vida Plena, durante un discurso que pronunció en el zócalo, punto de llegada de la marcha.



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Los silencios de Benedicto XVI

Los silencios reveladores de Benedicto XVI
Leonardo Boff *

Adital -
Desde la perspectiva del entusiasmo popular, podemos decir que la visita del Papa a Brasil ha sido un gran éxito. Auque sin la irradiación carismática de su antecesor, la figura de Benedicto XVI, naturalmente contenida, se mostró suelta, y se dejó conmover por el arrebatamiento de los fieles. La figura del Papa es un símbolo poderoso que evoca en el inconsciente colectivo arquetipos ancestrales del gran padre, el sabio, el chamán, que dispone de poderes sobrenaturales. Esta clase de arquetipos hablan a lo profundo de las personas y movilizan grandes sentimientos. ¿Qué modelo de catolicismo va a favorecer?

Es claro que en Brasil hay dos tipos de catolicismo: el de la devoción y el del compromiso ético. El cristianismo de devoción viene de la Colonia, tiene un cuño popular, está centrado en la devoción a los santos, en los rezos y en las romerías, y hoy, en su forma moderna, en la dramatización mediática, de fuerte contenido emocional.

El catolicismo de compromiso ético encuentra su nicho en la Acción Católica y en las «pastorales sociales», culminando en la teología de la liberación. Este modelo plantea exigencias a la inteligencia y exige mediaciones socio-analíticas, porque está interesado, a partir del capital espiritual de la fe, por la transformación social.

Pero aquí viene una cuestión político-religiosa: ¿cuál de ellos ayuda más a crear una sociedad que rediseñe su anti-historia, asentada sobre el colonialismo, el etnocidio indígena, el esclavismo y la moderna dependencia de los centros metropolitanos?

La respuesta depende del nivel de conciencia que los católicos hayan desarrollado. No esconderé mi opción: el catolicismo devocional no tiene potencialidades de transformación social, por estar demasiado vuelto hacia sí mismo. El otro sí, pues articula constantemente fe y justicia, Iglesia y compromiso de liberación. Desde esta perspectiva, ¿cómo evaluar las intervenciones del Papa? Éstas han experimentado un «crescendo», desde algo más difuso, hacia algo bien explícito, como ante los obispos en Aparecida, el día 13 de mayo. Procuró mantenerse equidistante de los dos modelos, pero acabó reforzando el de la devoción, pues las articulaciones con lo social fueron indirectas y poco explícitas. Hay una cierta tónica de elementarismo fundamentalista cuando habla de la centralidad de Cristo hasta en las cuestiones sociales y culturales, lo que seguramente dificultará el diálogo inter-religioso. Es una teología sin el Espíritu, pues todo queda reducido a Cristo, reduccionismo que en teología se llama cristomonismo (la «dictadura» de Cristo en la Iglesia). Como si no existiese también el Espíritu, que también está en la historia y en los procesos sociales suscitando verdad, justicia y amor.

Lo que el Papa dice de la primera evangelización, como un «encuentro de culturas», y no «una imposición y alienación», no se sostiene históricamente. Antes bien, la colonización y la evangelización constituyeron un proyecto único y provocaron uno de los mayores genocidios de la historia. No olvidemos el testimonio maya Chilam Balam: «Entre nosotros fue introducida la tristeza, se introdujo el cristianismo, el principio de nuestra miseria y de nuestra esclavitud... Vinieron a matar nuestra flor, a castrar el sol».

Condenar como «utopía y retroceso» la voluntad de rescatar tales religiones con su sabiduría ancestral, equivale a un insulto a los indígenas y un desestímulo para los ingentes esfuerzos de tantos misioneros que apoyan estas iniciativas.

Es teológicamente frágil la tesis de que se necesita confesar explícitamente a Dios para construir una sociedad justa. Los antiguos Estados Pontificios niegan esta tesis, así como la España de Franco y el Portugal de Salazar, que afirmaban públicamente a Dios y mantenían la tortura y la pena de muerte. Lo que se necesita es un consenso ético y una apertura a la trascendencia, dejando abierta la definición de su contenido, como por lo demás hacen los Estados modernos.

Estas insuficiencias teóricas hacen que su discurso resbale fácilmente hacia el moralismo y el espiritualismo. Melancólicamente vuelve siempre al mismo estribillo: no a los anticonceptivos, no al divorcio, no a la unión homosexual, no a la modernidad, y sí a la familia tradicional, sí a la rígida moral sexual, sí a la disciplina. Esos demasiados «noes» vuelven antipático el mensaje, como si no hubiese otros temas urgentes a tratar.

Sus discursos son expresión de la razón indolente, categoría analítica introducida por el pensador portugués Boaventura de Souza Santos, que la deriva de Leibniz (+1716). Indolente es la razón que no capta los desafíos relevantes del presente y desperdicia las buenas experiencias del pasado. Hay silencios significativos en el discurso del papa: una única vez se refiere, y de paso, a las comunidades de base, sólo una vez a la opción por los pobres, otra vez a la liberación, y ninguna a la teología de la liberación y a las «pastorales sociales», o a la cuestión gravísima del calentamiento planetario. Más bien regresa a los años 50 del siglo pasado introduciendo el discurso tradicional de la caridad y de la asistencia a los pobres. Esos silencios son una forma de desacreditar; la ocultación es una negación.

La razón indolente, propia de las grandes instituciones como la Iglesia, se vertebra en razón miope al quedarse sólo en lo cercano y perder de vista lo que está más allá, o en razón perezosa al no buscar caminos nuevos y siempre reproponer los mismos (más catequesis, más celibato, más disciplina, más obediencia, más adhesión al magisterio, más familia), o en razón arrogante cuando insiste en la Iglesia como la única verdadera, fuera de la cual no hay salvación, o finalmente, en razón anti-utópica, por no suscitar un horizonte de esperanza y pensar que el futuro es una mera prolongación del presente mejorado. Al papa le pasó desapercibida la nueva centralidad que no es discutir la misión de la Iglesia en sí, sino el futuro de la Tierra y de la Humanidad, y ver en qué medida la misión del catolicismo puede ayudar a garantizar el futuro, sin el cual nada se sostiene.

El catolicismo brasileño y latinoamericano, si quieren estar a la altura de los tiempos actuales, necesitan del coraje que tuvieron los primeros cristianos: dejaron el suelo cultural judaico del Jesús histórico, y se insertaron en el suelo pagano helenista. De esa inserción nació el cristianismo actual, expresión no del Antiguo sino del Nuevo Testamento. Necesitamos un catolicismo de rostro indo-negro-latinoamericano, no contra, sino en comunión con el romano.

(Publicado en http://www.servicioskoinonia.org/boff/ el 16 de mayo del 2007)

* Teólogo. Miembro de la Comisión de la Carta de la Tierra

El Papa en Brasil

EL PAPA EN BRASIL: TITULARES Y REALIDAD

Frei Betto

Según los titulares de los medios de comunicación la visita de Benedicto 16 al Brasil se quedó en condenas al aborto, al divorcio, al fin del celibato sacerdotal, a la Teología de la Liberación y a la actuación de la Iglesia en política y en los movimientos sociales. De hecho la presencia del pontífice entre nosotros movilizó multitudes y le hizo experimentar la calurosa acogida del pueblo brasileño.

Aunque muchos no fueron a la calle por ser católicos sino por estar ante una celebridad objetivo de todos los medios de prensa y adornada con cierta aura divina. Basta con citar lo sucedido en la misa del domingo en Aparecida, en la que se esperaban, al menos, 500 mil fieles y a la que sólo llegaron, como máximo, 150 mil.

Benedicto 16 se considera un cruzado investido de la misión de salvar a la Iglesia de este mundo “secularista, hedonista, relativista”, términos que repitió en sus pronunciamientos. Su óptica del mundo actual es pesimista, al contrario del apóstol Pablo, que veía la gracia divina sobreponerse al pecado (Romanos 5,20).

Su visión de la Iglesia es preconciliar, centrada en la práctica individual de las virtudes, rehén de un moralismo capaz de condenar el sexo antes del matrimonio y, sin embargo, capaz de mantenerse indiferente ante lo que los obispos del Continente, reunidos en Medellín en 1968, calificaron de “pecados estructurales”, como la explotación económica, el latifundio, el desempleo y el neocolonialismo.

El papa decepcionó a quienes esperaban de él una condena explícita de la Teología de la Liberación. Si lo hubiera hecho estaría contradiciendo a Juan Pablo 2º, que en una carta dirigida a los obispos del Brasil el 9 de abril de 1986 declaró: “Estamos convencidos, nosotros y ustedes, de que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna sino útil y necesaria. Ella debe constituir una nueva etapa -en estrecha conexión con las anteriores- de aquella reflexión teológica iniciada con la tradición apostólica y continuada por los grandes padres y doctores, por el magisterio ordinario y extraordinario y, en la época más reciente, por el rico patrimonio de doctrina social de la Iglesia expresada en documentos que van de la Rerum Novarum a la Laborem Exercens”.

Hablando a los 170 obispos latinoamericanos y caribeños, en la apertura del encuentro que los reúne en Aparecida hasta el próximo día 31, Benedicto 16 declaró que “crece la distancia entre pobres y ricos” y reafirmó que “la opción por los pobres está implícita en la fe cristológica”, o sea que no se puede considerar cristiano quien no se orienta por la prioridad de la defensa de los derechos de los oprimidos y excluidos, con los cuales se identificó Jesús (Mateo 25,31.44). Y recordó que la Iglesia es “abogada de la justicia y de los pobres”.

El carácter laico de la sociedad moderna incomoda al papa. Él quisiera que en las escuelas públicas del Brasil se enseñara el catolicismo. Felizmente el presidente Lula rechazó dicha propuesta y reafirmó la laicidad del Estado brasileño. Más bien, ¿no debiera preguntarse el papa cómo forman a sus alumnos las escuelas católicas? ¿Por qué tantos políticos corruptos y criminales de cuello blanco son exalumnos de colegios católicos?

Al mencionar la esfera política, el papa se mostró constreñido a la teología liberal europea, en especial a la alemana. Es preciso aclarar que, en el país natal de Ratzinger, todos los pastores, católicos y protestantes, son funcionarios del Estado, o sea remunerados con dinero público. De ahí el silencio de las Iglesias ante las suciedades del gobierno alemán.

¿Cómo se va a pretender que la Iglesia sea apolítica? Si calla, aprueba, legitima el poder vigente, como sucedió en los casos de los obispos en España bajo la dictadura de Franco y en Chile bajo la de Pinochet. Y si denuncia, ¿estaría apartándose de su misión? Pero el clamar contra las injusticias, como hizo en Brasil la Conferencia de Obispos, es exigencia de la fe cristiana. Conviene no olvidar que todos nosotros, los cristianos, somos discípulos de un prisionero político. Jesús no murió enfermo en la cama sino preso, torturado y condenado a la pena capital por dos poderes políticos.

Si la Iglesia callara ante las injusticias, dice Jesús que “gritarían las piedras” (Lucas 19,40). No se trata de que la Iglesia endose este o aquel partido, que inciense o excomulgue al capitalismo o al socialismo. El papel de la Iglesia es estar al servicio y en comunión con el pueblo, sobre todo con los más pobres. Si el sistema y el gobierno estuvieran también cercanos al pueblo, mantendrían buenas relaciones con la Iglesia. Pero si estuvieran contra los intereses populares, tendrán que habérselas con la Iglesia como con una piedra en el zapato.

Es sintomático que, al día siguiente de la despedida del papa, el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura, alias el Bida, uno de los cerebros del asesinato de la hermana Dorothy Stang, haya sido llevado a juicio en Belem (PA). La religiosa, que dedicó su vida a los sin tierra, fue asesinada de seis tiros en Anapu (PA) el 12 de febrero del 2005. Si tuviera osadía profética, Benedicto 16 hubiera unido la santidad de fray Galvão, primer brasileño canonizado, la semana pasada, al martirio de la hermana Dorothy. Y no dudo de que los hacendados del consorcio latifundista que ordenó asesinarla se consideran todos católicos…El Bida fue condenado a 30 años de prisión el 15 de mayo.

Frei Betto es escritor, autor de la biografía de Jesús “Entre todos los hombres”, entre otros libros.

Traducción de J.L.Burguet (16.5.2007)

sábado, mayo 19, 2007

La tiranía de la pantalla

Lunes. No sé si lunes o martes. Cada carretera posee su propia escenografía. Pasar por Cuacnopalan a las 11 de la mañana o a las 5 de la tarde. Luego abordar la carretera rumbo a Tehuacan. El cambio de paisaje es drástico. Las paredes calizas, el cielo de un azul quemante, sólo nopaleras; luego, una zona boscosa. El descenso por las cumbres de Acultzingo. El aire frío. Una niñas nos hace señas para que podamos bajar en la curva. Le damos cinco pesos. Nos pide para su refresco. Dice que no le alcanza. Su hermanito está casi al borde del precipio. ¿De dónde salieron estos niños?
Jueves. Pasar por los bosques de Chignahuapan y Zacatlán. Luego, bajar los 15 kilómetros rumbo a Huauchinango. La tierra nos llama. Córdoba y Huauchinango se parecen mucho. Una observación detenida encuentra más coincidencias que diferencias. Es la tierra la que nos llama.
Voy corriendo a la tienda de papeles -hiperlumen- a buscar una libreta. Quiero escribir de verdad, quiero escribir con una pluma de tinta, sintiendo como el papel absorbe la tinta. Sólo encuentro un par de libretas de dibujo. Pero mi presupuesto no da para tanto. Uno extraña esa sensación de la escritura corporal. Esa sensación inmediata en la que el cuerpo dicta las palabras. La poesía es un asunto de espacio. Un papel amplio, espacioso, claro, inmaculado. Una pluma negra, mojada en la tinta. Esa caligrafía que la máquina omite. Ese mundo de sensaciones no existe en la escritura electrónica.
También extraño mi máquina de escribir mecánica. Aprendí a escribir en una máquina de escribir Lettera. Luego ocupaba una vieja máquina Remigton a la que mi papá la limpiaba los tipos para que escribiera las letras con claridad.
Ahora, la laptop me tiraniza. Recuerdo alguna vez que al mirar la película Stand By me el escritor de las aventuras de la pandilla de niños escribía su relato en una PC. Realmente quise tener una PC. Las primeras cosas que escribí las redacté un domingo por la mañana en una PC Corona de monitor verde. Ese verde destelleante e impúdico con el que los relojes digitales de los 80´s nos daban las horas. Realmente esta es una moda. En algunos años, y no se necesita ser un gurú tecnológico para avizorarlo, las bitácoras electrónicas serán un vil remedo de nuestros intentos de escritura en los viejos cuadernos de papel Bond, en las hojas de papel de Estraza o en los cuadernos de dibujo.