viernes, julio 06, 2007

La literatura de Luis Zapata

En literatura no hay diferencia entre personajes gays y heterosexuales


* El término “literatura gay” sólo responde a una etiqueta: especialistas

* La obra de Luis Zapata rompe con el cliché del homosexual, aseguran



México DF, julio 3 de 2007 (Christian Rea Tizcareño/NotieSe).- No existe diferencia entre personajes homosexuales y heterosexuales en la literatura, afirmó Óscar Eduardo Rodríguez, al presentar en el Museo de la Ciudad de México su libro “El personaje gay en la obra de Luis Zapata”.



En el marco de las actividades de la XX Semana Cultural Lésbico Gay, que culminó el viernes pasado, Rodríguez señaló que su ensayo, publicado por Editorial Fontamara, forma parte de una investigación sobre los protagonistas homosexuales de siete novelas y cuatro cuentos de Luis Zapata, escritor conocido por El vampiro de la colonia Roma (1979), una narración escrita en forma de monólogo que obtuvo el premio Gijalbo.



Para el también egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el término “literatura gay” sólo responde a una etiqueta, a una clasificación más de la academia, pues “la literatura en sí es literatura”.



“Lo valioso de las obras de Zapata es que sí tienen literariedad. Toca el tema gay de manera distinta en cada novela o cuento. Nos aportan una imagen más natural y menos estereotipada del personaje gay, fuera de los clichés que establece la sociedad. Por ejemplo, En jirones nos plantea el diario íntimo de un homosexual enamorado, que sufre, que se encuentra en una lucha de poder. Este conflicto también se da en los heterosexuales”, expuso.



La hermana secreta de Angélica María es la historia de un chico hermafrodita; Siete noches junto al mar nos remite al Decamerón, y Melodrama es una parodia del género del cine -el melodramático-, pues los personajes parecen inspirados de Marga López y Arturo de Córdova. “No se puede dejar de reír con esta novela”, añadió.



Sin embargo, Vicente Francisco Torres, uno de los críticos literarios de los años 80, objetaba el prolífico trabajo de Zapata: “Confieso que al leer la forma tan ortodoxa con que se aman los homosexuales, como hombre y mujer comunes y corrientes, la novela me parece utópica e inverosímil. Cómo aceptar que puedan besarse, tomarse de la mano, celarse, decirse que se quieren, extrañarse y hasta llorar como en cualquier melodrama”, citó Rodríguez.



Al respecto, Jesús Godínez, profesor de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, mencionó que la opinión Vicente Francisco Torres es un claro ejemplo del tipo de críticas que se hacían en esa época, y que además de reflejar un prejuicio, aportaba muy poco al estudio literario.



Dijo que el tema gay en la narrativa mexicana cobró especial importancia a partir de los años sesenta, pues anteriormente la homofobia prevalecía en las plumas; por ejemplo, la novela Los 41 (1906), de Eduardo Castrejón, que ridiculizaba a los homosexuales.



A su vez, Francisco Pacheco Pacheco, licenciado en ciencias humanas por la Universidad del Claustro de Sor Juana, subrayó que “la homosexualidad va en contra de las prácticas sexuales ortodoxas, cuestiona los valores hegemónicos”.



Hacer un tour por la literatura de temática gay es un viaje en pro del respeto a la diversidad humana, agregó.

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