jueves, julio 06, 2006

La palabra está dotada de vida, es portadora de la vida

"No nos hallamos en una época de cambio, sino en un cambio de época. Hace falta una transformación radical; si no, vamos hacia la catástrofe. No basta con cataplasmas o pequeñas reformas que tan sólo prolongan la agonía de un sistema intrínsecamente injusto. Si los cristianos, en cuanto comienzan a vislumbrarlo, no viven plenamente este misterio (que se revela en toda palabra auténtica), se convierten entonces también en responsables de la situación en que nos encontramos. Si vivimos en torres de marfil, anquilosados en nuestras pequeñas trifulcas, ¿cómo podemos atrevernos a hablar de un Dios que hace llover sobre justos e injustos y hace nacer el sol ante buenos y malos?, ¿de un Dios que parece que no discrimina, que no deja que se separe el trigo de la cizaña antes de tiempo? Para esto nos hace falta volver a la teología simbólica. Pero hay que abrirse al símbolo, hay que experimentarlo como símbolo; si no, no es símbolo. Toda palabra tiene una triple función: significa (contiene un concepto); pero tiene más de un sentido (contiene un símbolo) y, en tercer lugar, toda auténtica palabra es portadora de vida (contiene fuerza vital). Dicho más académicamente: toda palabra se puede traducir en un texto pero, además, está dentro de un contexto. Ahora bien, no podemos captar su fuerza si no captamos el pretexto existencial de quien la dice. "

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